La microdermoabrasión es una técnica moderna que permite una abrasión suave de la superficie cutánea, capa a capa, hasta el nivel deseado y sin daño térmico. Este aparato trabaja usando un flujo controlado de cristales limpios de óxido de aluminio puestos en movimiento por un sistema de vacío a baja presión. Otra opción es el uso de punta de diamante, aunque las dos opciones son buenas.
Los cristales son aplicados a la piel con una pieza de mano especial que permite la retirada, controlada y sin dolor, de las células muertas del estrato córneo (capa más superficial de la epidermis). Esta misma pieza de mano recoge los cristales usados y las partículas de piel y las deposita en un contenedor separado. Los cristales de óxido de aluminio son inertes, por lo que no hay ningún riesgo durante el proceso.
El dermatólogo puede controlar exactamente el flujo de cristales y la profundidad. Esta característica asegura un nivel de seguridad superior a otros métodos de peeling disponibles. Los beneficios de esta técnica se encuentran en primer lugar en el respeto biológico de los tejidos; estos no son tratados agresivamente con una fresa mecánica, como ocurre usando la técnica de la dermoabrasión clásica, que a menudo sobrecalienta y tiene riesgo de quemaduras, sino que son abrasados suavemente.
Esta técnica se utiliza desde hace unos años con mucho éxito por dermatólogos en todo el mundo para el tratamiento de problemas de piel, fundamentalmente en cicatrices postacneicas inestéticas después de haber padecido acné.